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EL HOMBRE VINO DEL BARRO
Subió al azul de la vida de su silencio de barro
y trajo espiga en los ojos y trajo nido en los brazos,
amó la tierna semilla, la mano tibia del árbol,
que del arpa de la lluvia descuelga soles de pájaros.
Descubrió la flor bonita, vino de aromas bailando
y se emborrachó de asombros, bebió el rocío sus labios,
y en el fondo de la flor, halló su alma temblando.
El hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro
el hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro.
Un día encontró el amor, que era un niño solitario
que con los brazos abiertos, en su pecho, buscó amparo.
El hombre le dio calor en el nido del regazo.
Y el amor poquito a poco, lo fue volviendo su esclavo
por él conoció la cruz, la agonía de tres clavos.
Él mismo llevó su sangre a morir en el calvario.
El hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro
el hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro
Se sintió dueño de todo lo que encontraba a su paso
emperador de argamasa, muñeco de arcilla, de fango,
quiso suicidarse entonces, y se vistió de soldado
y ya no escuchó la súplica del viento por los peñascos
y corrió, corrió, corrió
apretándose el rosal de la sangre entre los brazos.
No quiso morir entonces, como esa flor que había amado
porque él sabía que en el fondo, estaba su alma temblando.
Porque a pesar de la cruz, de la agonía de tres clavos
de la guerra, de la bala, de la muerte y el calvario
sigue amando, sigue amando.
El hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro
el hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro.
Una canción para la lluvia
Me gusta el olor a lluvia que hay en tu pelo
y el sol de tu rubor tormenta que se desata
bajo tu bata tu seno breve donde se agita la pasión
resbala la luz del día sobre tu piel de nube encendida
el viento juega en tus faldas mareos de despedidas,
el viento nunca se queda por que no sabe de amor
Amo el cántaro fresco donde sediento pueda beber tu voz.
tu voz golondrina loca vuela de tu boca busca la vida
y tal vez muera en una flor. Yo se que este mundo mío
es un país lejano y perdido donde tu nombre
cuando te nombro es como un cuento que oí de niño.
Yo guardo todos los cuentos junto a mi corazón.
Que tienes que puedes irte de la espiga al sauce con tu andar de suspiro.
Que tienes que puedes navegar en una margarita todos los mares de rocío,
Que tienes que puedes enloquecer la mansa soledad del árbol
cuando enjuagas las aromas de la tarde con tus manos y te bebes los ojos
porque tu sed en el hueco de las palmas los vuelve a levantar del río.
Que tienes que puedes prenderme en el sitio de los sueños
todo el amor toda la fe todo el olvido.
Amo el cántaro fresco donde sediento pueda beber tu voz
Tu voz golondrina loca vuela de tu boca busca la vida
y tal vez muera en una flor Yo se que este mundo mío
es un país lejano y perdido donde tu nombre cuando te nombro
es como un cuiento que oí de niño yo guardo todos los cuentos junto a mi
corazón
Amor es mi canto
Amor
una palabra nomás,
¿quién la inventó?
¿un poeta quizás?
¿un loco soñador?.
Amor,
como viene se va,
como la frágil flor
nace y muere el amor
sin pensar.
Amor es la palabra que en la noche un bohemio encontró
para ponerle nombre a su soledad
y no dejar tan sólo su corazón
frágil como una flor
débil como un cristal.
Recitado
Y sin embargo creo en el amor. Es mi corazón que se resiste a pensar que no es
verdad porque cuando enredo mis manos en su pelo para decirle que la quiero o
le abrazo la boca con mi boca en la llama azul de mi deseo o me hundo en el mar
profundo de sus pupilas o me embriago con su voz creo en el amor y si un
chiquilin me mira y desde su estatura de niño me arroja la inocencia en una
sonrisa como quien tira una flor, creo en el amor.
Canción
Amor es la palabra que en la noche un bohemio encontró
para ponerle nombre a su soledad,
frágil como una flor
débil como un cristal.
Amor…
País de lino
Solté mis cielos de lino,
con las ceibas soñé el alba,
un sol de trigo dormido,
en la espuma de las alas
de rumorosas gaviotas,
que mi mar tuvo por agua .
¡Ay!, ¿con que soñaba?
Hice ríos cristalinos con los cántaros del alma
la risa azul de los niños pobló arroyos y cascadas,
hice un barco de un suspiro y el velamen de distancias.
¡Ay! ¿con que soñaba.
Con campanarios de grillos
fundé un pueblo de esmeraldas
y con himno de rocío,
todo mi pueblo cantaba.
Con girones del aroma
alzó su bandera blanca.
¡Ay! ¿con qué soñaba?
Con el rubor virginal de dos mejillas tempranas,
soñé los atardeceres de horizontes escarlata
y por el viento olvidado, dejé un violín hecho lágrima.
¡Ay! ¿con que soñaba?
Era un país tan pequeño
que cabía en una palma,
invisible a las pupilas
más no a los ojos del alma.
Yo se que existe que es cierto
que hay un país de esperanzas.
Quisiera quedarme muerto
para soñarlo con calma.
FÁBULA DE LA MARGARITA Y EL VIENTO
Una humilde margarita a un lado del camino,
daba vueltas el azúcar de su molino.
Pasó cantando el viento su son peregrino
ella enamorada fue tras su destino.
Pero no alcanzó al viento en la distancia
el mundo entero supo de su constancia,
por que a veces no importa el ser amado
si no amar, amar sin pedir nada en pago.
Pasó el tiempo y marchita, la margarita,
iba de viento en viento la pobrecita.
Un pájaro que pasaba buscando abrigo
para dos alas nuevas que había en su nido,
al verla tan vencida, tan amarilla,
se la llevó en su pico como semilla.
Por que donde más muerta la vida parece,
es en ese lugar en donde mas crece.
Vino el hombre que mata el amor con olvido,
de una sola pedrada, bajó aquel nido.
Cayó temblando el ave, trino abatido,
Escapó la semilla en su pico.
Pero la tierra que siempre es sabia y bendita
volvió a agitar su molino la margarita.
Lo importante de la vida está en la simiente,
morir es empezar a vivir para siempre.
Otra humilde margarita a un lado del camino,
daba vueltas el azúcar de su molino,
pasó otro viento cantando su son peregrino,
de nuevo enamorarse fue su destino.
A TI QUE ERES JOVEN
A ti que eres joven, canta.
A ti que eres joven, baila.
Bebe tu vaso de vida
y ama, canta y baila.
Tu puedes beber el alba,
echa a volar por los surcos,
echa a volar las palomas
de tus palmas.
Tu puedes andar las melgas,
de las tierras maduradas
y dormir siestas de sombras,
en las parvas.
A ti que eres joven, canta.
A ti que eres joven baila.
Bebe tu vaso de vida
y canta y ara y baila y ama…
Y cuando enferme de anemia
la tarde de tu esperanza, regresa,
lleva tu boca a su boca,
lleva tu brasa a su brasa,
y casi muerto de sueño,
entre sus brazos descansa.
A ti que eres joven canta…
EL HOMBRE VINO DEL BARRO
Subió al azul de la vida de su silencio de barro
y trajo espiga en los ojos y trajo nido en los brazos,
amó la tierna semilla, la mano tibia del árbol,
que del arpa de la lluvia descuelga soles de pájaros.
Descubrió la flor bonita, vino de aromas bailando
y se emborrachó de asombros, bebió el rocío sus labios,
y en el fondo de la flor, halló su alma temblando.
El hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro
el hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro.
Un día encontró el amor, que era un niño solitario
que con los brazos abiertos, en su pecho, buscó amparo.
El hombre le dio calor en el nido del regazo.
Y el amor poquito a poco, lo fue volviendo su esclavo
por él conoció la cruz, la agonía de tres clavos.
Él mismo llevó su sangre a morir en el calvario.
El hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro
el hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro
Se sintió dueño de todo lo que encontraba a su paso
emperador de argamasa, muñeco de arcilla, de fango,
quiso suicidarse entonces, y se vistió de soldado
y ya no escuchó la súplica del viento por los peñascos
y corrió, corrió, corrió
apretándose el rosal de la sangre entre los brazos.
No quiso morir entonces, como esa flor que había amado
porque él sabía que en el fondo, estaba su alma temblando.
Porque a pesar de la cruz, de la agonía de tres clavos
de la guerra, de la bala, de la muerte y el calvario
sigue amando, sigue amando.
El hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro
el hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro.
SILENCIO, QUE UN NIÑO CANTA
¡Qué mañana en la voz, tiene el niño que canta!
como mil campanarios doblando en su garganta
tiene las pupilas vírgenes de ausencias
y no trae cansada el alma de distancias.
La flor en su mano, no es cadena ni es espada
es una flor, no más, lo mismo que su infancia.
Que callen los ríos sus voces de cascada
que aquieten las montañas su pastoral de flautas
gargantas de espinillos, rumores de majadas.
Que no toque la lluvia su tambor tornasol
en las tristes violetas y ahogue las trompetas
que estiran en la tarde, azules las campanulas.
Silencio, que un niño canta,
silencio, nos hace falta.
Silencio, que un niño canta,
silencio, nos hace falta.
Que apaguen las ciudades alaridos de las fábricas
que callen los bancos su mísera canción
de plata, mugre y plata, de interés, usura y farsa,
y que ahogue la carne su canción profana
que callen las tumbas su voz de flor gastada
que no ensaye la muerte, su desgarro escarlata.
(Estribillo)
Apaguen los tambores sus marciales marchas
que cesen los clarines sus voces de bandera
y la sangre que vela por las sentidas patrias.
Que se acabe el amor que hasta ahora se usaba
y que toda la vida se quede callada
para empezar de nuevo, con el niño que canta.
(Estribillo)
CARTA A UNA MUJER
Si la vida te tratara mal, vuelve a mi puerta a llamar.
Cuando te des cuenta que la juventud,
como los sueños se te han de escapar.
Regresa a mi mundo, regresa a mi paz,
aunque ya no tengas nada mas que dar,
por que yo no amo tan solo tu piel,
por que al fin y al cabo la piel se nos va.
Cuando el camino te quiera perder en el hastío de la soledad.
Cuando por monedas te compren la fe
y al corazón lo cambies por un pan,
regresa a mis brazos sucia de sufrir,
con todas las manchas que te de el vivir,
que si por tu amor me tengo que manchar,
en el mismo barro yo me voy a hundir.
Regresa, regresa, regresa…
Y cuando en mi pecho vuelvas a encontrar
latiendo en el mío tu corazón,
sin saber por que, habrás de llorar
y tal vez quieras pedirme perdón ,
yo, con mi mano callaré tu voz,
pues dime quien puede absolver o culpar ,
la vida es tan corta y en su tribunal
somos todos iguales, nadie puede juzgar.
Aún deshojada la flor de tu ser,
vuelve a mi puerta a llamar,
te estaré esperando con la sangre en pié
para volver a empezar.
Siempre queda un beso que nunca se dio,
dos palabras viejas que no mueren mas.
E l simple milagro para un corazón,
el decir, te quiero y volver a amar.
DIOS TE BENDIGA GUITARRA
Dios te bendiga guitarra, paloma de alas atadas,
pudiendo volar tan lejos, buscas calor en mi alma
y en vez de alondra prefieres, ser torcaz desafinada.
Dios te bendiga guitarra.
En los boliches aquellos, en donde juntos al alba,
nos bebimos una estrella, vino que embriaga las ansias,
¡cuantas veces nos cambiamos, un re menor y una lágrima!.
¡Que pocas veces la risa!, ¡cuantas angustias, la rabia!.
Pero nos jugamos, siempre me acuerdo aquel beso
sobre tu boca asombrada y mi madre desde lejos,
con esa pena callada, con un: -seguí tu camino- ,
nos santiguó de distancias.
Y el amor, que siempre llega y que es naufragio o es calma,
puso en el sí de tus cuerdas, el nombre de la que amaba.
Hoy siento el sol en el pecho, la vida cambia al que ama,
tu cintura y su cintura, van a parir mi esperanza.
Y cuando venga mi niño, tendrá las manos rosadas
de andar juntando en las nubes, las ternuras de su infancia
y serás su sonajero, su asombro, mágica barca,
por donde viajan mis manos, después de tantas distancias,
para quedarme a vivir, echo caricia en su calma.
¡Dios te bendiga guitarra!.
CON LA LIBERTAD
Amar la libertad, sentirse pájaro,
agitar el cielo con las alas.
Amar la libertad, sentirse mar,
dejar la espuma de la risa en cualquier playa
o quebrar el llanto allá en las rocas,
donde nadie encuentre nuestras lágrimas.
Vivir la libertad, de cara al viento,
con el brazo fuerte y la razón alzada,
aunque tengamos que morirnos.
¡Libres!, morir en libertad, la voz quebrada,
que alguno ha de pasar por el camino
y acunará en los brazos nuestra verdad cansada
y desde abajo de la tierra, nuestros huesos,
irán apuntalando sus pisadas,
que cuando grite, en el vigor del puño,
habrá de alzarse nuestra sangre renovada.
Con la libertad, los trigales nuevos.
Con la libertad, pájaros al viento.
Es la libertad, ese grito eterno,
que sacude el mar, que rompe el silencio,
que abate la roca, que desanda el viento,
que pone en la boca, el azul del cielo.
Con la libertad, campanas a vuelo,
lágrimas de paz y los ojos buenos.
Banderas de luz, canto a pecho abierto,
la sangre que va, creciendo, creciendo,
las manos tendidas a horizontes nuevos,
dar hasta la vida por sentir su beso.
Libres, libres, con la luz y el canto,
libres con el llanto, con la tierra arada,
rica o desolada, con trigales nuevos,
con los ojos buenos, libres hasta ciegos,
libres con campanas, libres con mañana,
con el horizonte, sin cielo ni nada.
Con las manos yertas, aunque la miseria
derrumbe las puertas, aunque naufraguemos
sin estrella ni puerto, ¡libres! ¡siempre libres!
¡libres hasta muertos!.
CANCIÓN A LA CALLE
¿Digo yo…?,¿quien no tuvo la boca de pezón y miel
y los ojos de fábula alguna vez. ? Después vino la calle,
nos robó la candidez y una mala palabra con su aliento brutal nos fué tatuando
el hombre en lo virgen de la piel.
¿Digo yo…?, ¿Quien no compró dos besos para su soledad y quedó mas vacío que
el bolsillo quizás?.
¿Quien no se sintió dueño del mundo y a sus pies, en un charco de la calle se
miró la verdad?.
¿Quien no aprendió en la calle el idioma de vivir?
¿Quien no se hizo poeta si la calle en su bullir
la arrancó un amor y esa alegría de vivir?.
La callle, la calle, la calle…
¿Quien no gastó en la calle, la inocencia y la niñez?.
Como un zapato roto se le agujereó la fe.
¿Quien no lloró vencido por la calle alguna vez o rió borracho de sus penas
también? .
La calle ,,,
¿Quien no aprendió el idioma de la carne y el placer, sobre un cuerpo marchito,
cansado de mujer?.
Aquella que algún día tuvo sueños también y que guarda una madre en el fondo
de su ser.
La calle…
La calle donde va de noche la bohemia,
con sus pies de vino, su color de anemia,
arrojando auroras a las borracheras,
esa plata tonta de comprar estrellas.
La calle…
La calle que transita el hombre de jornal, de callosas manos y que a golpes de
hijos forja el pan cotidiano.
¿Quien no ha visto en la calle la miseria rodar?.
Pajarito trunco, canillitas flacas sentado en el umbral.
Uno es como la calle, no se puede negar. Las lágrimas son niños, los ojos un
portal. La calle que nos habla de la gloria y el amor, de los que nacen muertos y
se visten de color y los que dan la vida por que no muera una flor.